Cayó el barinés Linares

El lienzo estaba listo para la obra maestra y el maestro no decepcionó. Vasyl Lomachenko, considerado por muchos el rey libra por libra del planeta, se encumbró en la historia del boxeo con un triunfo que lo convierte en el peleador que conquista tres títulos mundiales en tres divisiones diferentes en menos cantidad de peleas.

Después de todo, el abrumador favoritismo hacia el ucraniano quedó más que respaldado cuando Lomachenko doblegó el sábado en la noche por nocaut técnico en el décimo asalto al valiente Jorge Linares, quien no pudo sobrevivir a un golpe al hígado que levantó de los asientos a miles de aficionados en el Madison Square Garden.

Ciertamente, Lomachenko conoció por primera vez el sabor de la lona cuando el venezolano lo tiró en el sexto asalto, pero eso solo sirvió para echar más fuego en su hoguera de las vanidades.

Tras ese golpe claro que sorprendió al eslavo, Lomachenko afinó sus herramientas, mejoró la defensa y apretó el acelerador de las combinaciones en volúmenes que ahogaron la resistencia de Linares.

l combate comenzó un primer asalto sin muchos sobresaltos, pero a partir del segundo quedó en evidencia la superioridad técnica del doble campeón olímpico y ganador de fajas en 126 y 130 libras.

Limpio y preciso, Lomachenko acudió a sus eternos movimientos de piernas y manos, golpeando en diferentes ángulos y espacios, frustrando a un Linares que apenas podía encontrarlo, aunque el sudamericano echaba el resto intentando igualar las acciones y, de cuando en cuando, regalaba alguna buena combinación.

El impacto del sexto round incrementó los niveles de expectativas y en el público podía advertirse a un eufórico Oscar de la Hoya, copromotor del venezolano, dando saltos de alegría ante la posibilidad de un cambio de rumbo en el combate.

Y fue todo lo contrario, Lomachenko retomó las riendas de la acción y no paró hasta encontrar el hígado de Linares, quien escuchó el conteo y no pudo o no quiso seguir en el fragor de la batalla…otro «NoMásChenko» sin palabras.

Campeón en tres divisiones distintas, con apenas 30 años y 12 peleas, y en plenitud de facultades, el mundo está en la palma de la mano de Lomachenko. Las posibilidades son infinitas. ¿Imagian un choque en 135 libras contra Mikey García? Sería algo así como lo más grande con lo más grande.

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